Escritora
Sin apenas
darte cuenta y con la mente llena de preguntas por responder, la suave cadencia
de su voz te sumerge sutilmente en un universo literario sugerente y enigmático.
De actitud pausada y carácter inquieto, Rosa Ribas (Prat del Llobregat, 1963) -escritora catalana afincada en Fráncfort,
lleva impresa en sus ojos una dulzura sabia, moldeada por la experiencia, cargada
de indefinible nostalgia y de amabilidad.
Rosa Ribas se
mueve desde hace más de veinte años entre
dos culturas. Lejos de lo que pueda parecer, la vida en Alemania ha
acentuado en ella la dificultad para expresar su visión sobre ambos países. Sabe
que hay un tiempo límite en la estancia y que cuando lo sobrepasas, si vuelves,
ya has dejado algo de ti mismo, ya has construido un pasado. Ahora es lo que le marca la
vida.
Sus novelas
hablan de desarraigo, de la búsqueda de identidad y de la visibilidad o invisibilidad
de una persona en su contexto. En numerosas ocasiones, la trama criminal le ha
servido para conducir sus relatos, pero no se siente cómoda cuando de pronto le
llueven las etiquetas. “No me considero una
escritora de género”. Aunque cinco
de sus novelas se han calificado de “negras”, la primera, El Pintor de Flandes (2006), es una novela histórica. “No es premeditación o moda, eso no funciona.
Lo importante no está en cómo se
resuelve el crimen, sino en la forma de expresar estas inquietudes vitales.
Es un proceso que completas a posteriori”,
afirma la escritora, dando un énfasis rítmico a sus palabras, reforzadas por el
blanco mechón que enmarca su perfil.
De niña solía improvisar cuentos para su
hermana Montse cada noche. El final, debía esperar a la mañana siguiente porque
siempre se quedaba dormida y a ella le tocaba lidiar con el insomnio. Rosa rememora
con cariño cómo su madre decía oír una vocecita a lo lejos.
Sin embargo, el recuerdo más temprano que
posee sobre sus inicios en la escritura, (aunque nunca ha parado de crear
historias), se remonta a la academia del pueblo. Fue su maestro, Don Juan, harto
de escuchar un murmullo incansable, quien le incitó a compartir en público su
inventiva. Un buen día, salió a la pizarra e hizo llorar a sus colegas de clase, incluido aquel chico duro por
el que sentía especial admiración, con la historia de un toro que no quería
salir al ruedo. El poder social de las palabras comenzaba a fluir en su conciencia.
Por aquel
entonces ya poseía una fuerte inclinación narrativa que más tarde le llevaría a
tomar la decisión de estudiar Filología.
“Creí que me ayudaría a ser escritora y acabé adquiriendo un conocimiento
enciclopédico de la literatura, aunque me sirvió para leer mucho”, asegura.
Durante unos años, vivió en un compás de pausa y se entregó a lo académico. En
aquellos momentos, soñaba con la paz necesaria para aferrarse a la pluma y
perder el miedo a exponerse. Así, haría justicia a su concepto de la literatura
como “acto de comunicación”.
El punto de
inflexión, relata, vino tras concluir su doctorado sobre la conciencia lingüística en Europa,
expresada en la experiencia de un grupo de viajeros alemanes que entre los
siglos XVI y XVII se trasladaron a América en los barcos de los conquistadores
españoles y portugueses. “Al entablar relación con los indígenas, comenzó a
nacer el discurso que más tarde justificaría
la colonización a través de costumbres y símbolos culturales”, explica.
La narrativa como búsqueda del origen
Pensión Leonardo (2015,
Siruela), ha venido a
romper el tópico. Su última novela, que la autora define como “de iniciación,
psicológica y que habla de la inmigración, entre otras cosas”, ya recoge el eco
del público a pesar de su reciente publicación. Ribas se muestra muy satisfecha
con su acogida. “Se está mencionando en positivo”, comenta con entusiasmo.
De matiz costumbrista, no existe en Pensión Leonardo la clásica
investigación ni el asesinato por desentrañar. Llena de descripciones y
alusiones a la visión infantil del entorno, el retrato social se
expresa a través de la mirada de una
niña que observa porque se siente “no vista” y cuya motivación esencial es
la búsqueda personal a través de una historia familiar desconocida. El motor
del relato es, por tanto, el punto de partida.
En este
sentido, también es una novela sobre la necesidad de contar y contarse
historias. Ribas define a Lali, la
protagonista, como “una escritora en
potencia”. “Ella se hace los mismos planteamientos que un escritor cuando
se pone a escribir, sin seguir un plan. Es algo que está en su esencia” y
añade: “Con el tiempo, descubrí que yo
tenía algo de Lali. Lo construye todo a partir de los que sabe, lo que
imagina y lo que le cuentan”.
No obstante,
en alusión a los estereotipos impuestos y las tan perseguidas asociaciones
autobiográficas, la autora confiesa que La
detective miope (2010), es su novela
favorita y la más personal, en dura competencia con Pensión Leonardo. “Tampoco es una novela negra”, recalca. En este
caso, cuenta cómo los más ortodoxos del género le han achacado la falta de
coherencia en la resolución del final. “La protagonista actúa acorde a su
estrafalario universo, a su proyecto de venganza, de ahí que el relato no siga
una lógica ordinaria”, apunta.
74ª Feria del Libro de Madrid
La presencia de Rosa Ribas en la 74ª edición de la Feria del Libro de Madrid ha dado otro impulso a Pensión Leonardo. Lectores de todas las edades también pudieron ver rubricados por la autora sus ejemplares de la novela corta Miss Fifty (2015, Reino de Cordelia), la ya conocida superheroína cuyas aventuras han sido ilustradas por María Espejo.
El calor que
le han brindado en la feria se refleja en su rostro que, a pesar del cansancio
de estos días, exhala esa satisfacción de sentir que todo ha merecido la pena. Por
otro lado, ha valorado mucho el alma
literaria del evento, por encima de su carácter social. “Este año veo
muchos escritores y menos fantasmas”, concluye.
A la
publicación de su primera novela, El
Pintor de Flandes, en 2006, le siguió Entre
dos Aguas (2007), el inicio de la serie protagonizada por la comisaria
hispano-alemana Cornelia Weber-Tejedor y completada por Con anuncio (2009) y En caída
libre (2011). En octubre de 2010 ve la luz La detective miope. En 2013 y 2014 se publican Don de Lenguas y El gran
frío, respectivamente. La editorial Reino de Cornelia edita en marzo de
este año Miss Fifty, con nuevas
ilustraciones de María Espejo. Pensión Leonardo es su última novela.